Libros y ecología

“El auténtico conservacionista es alguien que sabe que el mundo no es una herencia de sus padres, sino un préstamo de sus hijos” J.J. Audubon

Cada día, diferentes dispositivos electrónicos irrumpen en el mercado del libro haciendo accesible aquel eterno deseo del lector de compilar en un pequeño espacio todas sus lecturas, incluso aquellas que nunca le dará tiempo a leer, y hacerlas, además, fácilmente transportables. Nuevos aparatos electrónicos salen a la venta en un incipiente mercado de terminales dedicados en exclusiva a la lectura mientras los usuarios van incorporando poco a poco estos libros digitales a su colección de pequeños electrodomésticos.

Con múltiples ventajas sobre sus antepasados de papel, que no voy a enumerar por ser de sobra conocidas por todos, sí voy a hacer hincapié en el hecho que motiva esta pequeña reflexión: La mejora del medio ambiente.

Tradicionalmente, los documentos en papel han sido protagonistas en la evolución del conocimiento humano. Sin embargo, la explosión en las publicaciones a nivel mundial, y quizá más importante, la impresión a nivel particular, ha elevado considerablemente el impacto forestal de su fabricación. Diferentes sectores ecologistas señalan la necesidad de romper cuanto antes con el libro en papel mientras otros defienden su uso frente al libro electrónico. Pero entonces, ¿Cuál es la opción más ecológica?

Según Envoremental Paper Network, red que reúne a más de 100 organizaciones que trabajan para la transformación social y ambiental de la industria papelera en Estados Unidos de América, el 42 % de la producción de madera se destina a la fabricación del papel. Las naciones industrializadas, siendo el 20% de la población mundial, consumen el 87% de la producción papelera, y lo más grave de todo es que sigue aumentando el consumo. Además, las plantas de celulosa siguen siendo la actividad que más agua consume dentro de las actividades industriales en países de la OCDE.

Diferentes regiones de bosques vírgenes se ven amenazadas por una industria cada vez más necesitada de materia prima. Sin embargo, no todo el uso de papel es negativo: El papel es reciclable, almacena carbono en su interior, y además, existen iniciativas para potenciar su uso cuando procede de plantaciones específicamente gestionadas para ese fin. Entonces, ¿hasta qué punto es determinante la sustitución del libro en papel por el formato electrónico en la mejora del medio ambiente? Parece una pregunta con difícil respuesta porque existen demasiadas variables. Lo que sí se puede afirmar es que el grueso de la producción de papel no se destina a la impresión de libros sino a papel de oficina, cartones y embalajes aunque, como es lógico, la impresión de libros en papel sigue teniendo mucho impacto.

A favor del libro en formato de papel se puede alegar que es reutilizable y que cuantas más veces se usa, más ecológico es. Así, se podría considerar a las bibliotecas como centros altamente ecológicos pues, además de encargarse de la conservación de estos ejemplares, permiten la difusión de la información que contienen y evitan la compra indiscriminada de los libros, poniéndolos a disposición de sus usuarios de forma gratuita.

Los libros electrónicos, en cambio, pueden contener miles de libros en su memoria, ahorrando la fabricación de todos esos ejemplares. Pero, aun así, conviene recordar que el ebook es un aparato electrónico con múltiples componentes altamente contaminantes. Hace un año, se publicó un estudio del Royal Institute of Technology de Suecia en el que se afirmaba que habría que leer un mínimo de 33 obras digitalizadas en el dispositivo para que compensara su fabricación.

Es posible que leer en libro electrónico sea el método más cómodo y que, con toda probabilidad, se acabe imponiendo a sus antepasados hechos de papel, pero el problema de los libros digitales, en realidad, no es su dificultad de reciclaje, ni tan siquiera el consumo de energía (realmente bajo) derivado de su utilización (quizá lo que consume más energía es su fabricación), lo verdaderamente decisivo para que se convierta en un problema ecológico es su entrada en cadena como producto tecnológico consumible con alta obsolescencia, es decir, con la entrada inminente de estos dispositivos en la espiral consumista que mueve a los teléfonos móviles, los ordenadores o a las consolas de videojuegos que rápidamente son mejorados con nuevas versiones más potentes, siguiendo una política que perjudica gravemente el medio ambiente por el incremento descontrolado de residuos electrónicos devastando amplias zonas del planeta, generalmente, exportados a países pobres a cambio de pequeñas partidas económicas que convierten amplias zonas en estercoleros tecnológicos peligrosos, hipotecando el futuro de esas regiones.

Como conclusión, creo que lo más ecológico sería, si uno se decide a utilizar libros en formato papel, tratar de comprar libros de editoriales que utilicen papel hecho con madera de plantaciones específicas para ese fin, sello de certificación FSC o papel reciclado, conservar el ejemplar y, en caso de querer deshacerse de alguno, donarlo o reciclarlo. Si, por el contrario, se utilizara un libro electrónico, lo más ecológico sería aprovechar al máximo su capacidad para evitar comprar cualquier otro ejemplar en papel, no entrar en la espiral consumista y conservar el modelo hasta su inoperatividad por avería o por incompatibilidad de formatos de lectura. También convendría considerar qué tipo de lector es uno mismo para poder adaptar las futuras lecturas al formato más respetuoso con el medio ambiente. Por lo expuesto con anterioridad, un lector esporádico tendría un comportamiento más ecológico leyendo en formato papel, mientras un ávido lector apasionado de la literatura siempre respetaría más el medio ambiente si utilizara para ello un libro electrónico. En cualquier caso, la opción más respetuosa con el medio ambiente es y seguirá siendo visitar la biblioteca más cercana y seguir accediendo a la información y a la cultura por medio de los recursos de que disponga, sean en el formato que sean.

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Victor Villapalos

Mi bitácora pretende ser un punto de encuentro para estudiantes y profesionales del sector y, por supuesto, para todos aquellos interesados en este ámbito del conocimiento. Desde esta pequeña ventana asomarán pensamientos y reflexiones sobre todos aquellos temas que, relacionados con la Biblioteconomía y la Documentación, merezcan una buena pincelada de bits. Estáis invitados a participar activamente en él con vuestros comentarios y/o sugerencias. Podéis conocer más sobre mi en www.victorvillapalos.es

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